miércoles, 15 de junio de 2005

Duele Amar a Alguien

Duele amar a alguien y no ser correspondido,
pero lo que es más doloroso, es amar a alguien
y nunca encontrar el valor para decirle
a esa persona lo que sientes.

Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos
a unas cuantas personas equivocadas, antes de conocer
a la persona correcta, para que al fin,
cuando la conozcamos sepamos ser
agradecidos por ese maravilloso regalo.

Una de las cosas más tristes de la vida,
es cuando conoces a alguien que significa todo
y solo al final que no era para ti,
y lo tienes que dejar ir.

Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra puerta se abre,
pero algunas veces miramos tanto tiempo
a aquella puerta que se cerró, que no vemos
la que se ha abierto frente a nosotros.

Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta
que lo perdemos, pero también, es cierto que no sabemos
lo que nos hemos estado perdiendo
hasta que lo encontramos.

Darle a alguien todo tu amor, nunca es seguro
de que te amaran de regreso, pero no esperes que te correspondan,
solo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona,
pero si no crece, ¡se feliz! porque creció en el tuyo.

Hay cosas que te encantaría oír, que nunca escucharás
de la persona que te gustaría que te las dijera,
pero no seas tan sordo para no oírlas de aquel que las dice
desde el fondo de su corazón.

Nunca digas adiós si todavía quieres tratar.
Nunca te des por vencido si sientes que puedes seguir luchando.
Nunca le digas a una persona que ya no la amas,
si no puedes dejarla ir.

El Amor llega a aquel que espera, aunque lo hayan decepcionado;
a aquel que aun cree, aunque haya sido traicionado;
a aquel que todavía necesita amar, aunque antes haya sido lastimado;
y a aquel que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.

El principio del amor es dejar que aquellos que
conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de voltear
a nuestra propia imagen, porque entonces solo amaremos
el reflejo de nosotros mismos en ellos.

No vayas por el exterior, este te puede engañar;
no vayas por las riquezas, por que aun eso se pierde;
ve por alguien que te haga sonreír,
porque hace falta tan solo una sonrisa para hacer que un día oscuro brille.

Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír. Hay momentos en los que extrañas a una persona tanto que quieres sacarla de tus sueños y abrazarla con todas tus fuerzas. Espero que sueñes con ese alguien especial.
Sueña lo que quieras soñar; ve adonde quieras ir; se lo que quieras ser; porque tienes tan solo una vida y una oportunidad para hacer todo lo que quieras hacer.

Espero que tengas; suficiente felicidad para hacerte dulce; suficientes pruebas para hacerte fuerte; suficiente dolor para mantenerte humano; suficiente esperanza para ser feliz.
Las personas más felices no siempre tienen lo mejor de todo; solo sacan lo mejor de todo lo que encuentran en su camino.

La felicidad espera por aquellos que lloran, aquellos que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan. Porque solo ellos pueden apreciar la importancia de las personas que han tocado sus vidas.

El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y muere con una lágrima. La brillantez del futuro será basada en un pasado olvidado.
No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.
Cuando naciste, tú llorabas y todos alrededor sonreían, vive tu vida de forma que cuando mueras tú sonrías, y todos alrededor lloren.

miércoles, 20 de abril de 2005

Algo más

Eres tú un regalo de Dios. Eres un capricho de la Naturaleza, que en un momento de afectación quiso verse envuelta en su propia gloria y en su máximo esplendor, realizada en ti. Eres la síntesis de todas las virtudes que un mortal puede poseer. Eres como una fragante y fresca rosa, que perfuma todo el aire que la rodea con sólo insinuar su presencia. Eres un ángel sin alas, un ser casi delicado, pero tan cálidamente real, con la gracia del viento entre las flores, con la serenidad de un cielo de verano, con la majestuosidad de una noche estrellada, la belleza de un sol que se levanta, la delicadeza de un lirio, la elegancia de un cisne, la blandura de una partícula de algodón y la sencilla libertad de una gaviota en la brisa.
Es tu voz melodía, hechizante que tranquiliza a las fieras y que mueve montañas. Es tu lengua fiel, reflejo de una alma grande, inmensamente noble, digna poseedora de una mente tan clara, tan amplia, sin horizontes ni fronteras. Es tu razón poderosa, como la verdad misma, pues, sin herir, tranquilizas tormentas y reconcilias enemigos. Es éste tu mayor encanto, y es lo que te hace superior, inmensamente mejor que el resto de los mortales, aunque tu modestia inútilmente trate de ocultarlo. Es tu pelo de miel que hecha brisa, tu piel es suave como la seda más fina.
Y tu mirada... tu mirada es dulce y cautivadora; es hechizante, como el agua de la montaña, pura y fresca. El sol es la sombra de tus ojos, la luna, la estela de tu mirada. Y tu risa, en ella se enlaza la belleza del canto de las aves y la fascinación de un alma soñadora. Todo aparato de este mundo descolora de vergüenza a tu lado. Eres como la fragancia que trae el viento, que, aunque no viene de nosotros, jubila nuestros sentidos y hace nuestras vidas más agradables. Eres una prueba de la existencia de Dios y, a la vez, una muestra de su grandeza, pues sólo Dios puede hacer algo tan sencillamente maravilloso, tan perfecto y tan bello. ¡Tan bello!...
Eres como una estrella fugaz que cruza el cielo y lo ilumina, fugaz e inapreciada. Porque nunca nadie podrá apreciarte por completo. Pero aún sabiendo que siempre serás para mí una estrella lejana y fascinante, y aceptando que nunca podré más que mirar la montaña desde la llanura, aprecio más que nadie tu inagotable belleza y tu serena forma de ser, y sobre todo, esa gran paz y alegría que siento junto a ti y que transcienden los límites de lo material.
Soy tu esclavo. Siempre lo he sido y lo seguiré siendo hasta el último de mis días. Me tienes a tus pies. Siempre encontrarás en mí la mano abierta de un amigo, y la dulce y tormentosa agonía de un corazón rendido, eternamente enamorado.